Esta es la temporada de fiestas, de visitas espontáneas y planificadas, de familia, de niños, y de regalos. Es una de las partes de año que más felicidad trae, y con ella trae el deseo de sorprender a los pequeños con algo especial- algo que para muchas familias consiste de un perrito o un cachorro.
Este es un regalo que, como adiestradora profesional de más de 10 años, recomiendo que sea planificado de tal forma que toda la familia entienda el compromiso que ese regalo conlleva. No tengan duda de lo siguiente: el perro no será de los niños. El perro será de los adultos en la familia, y dependerán de ellos para su cuidado. Los niños prometerán que lo cuidarán, que lo llevarán a pasear, que limpiarán sus deshechos- y es posible que lo hagan. Pero la mayoría de los niños puede ser que lo hagan la primera semana (con suerte), y después se aburrirán con ello. No es porque no han aprendido responsabilidad: es porque son niños y no están lo suficientemente desarrollados para ese tipo de responsabilidad. ¿Quieren que ellos la aprendan? A esta edad ellos aprenden viendo lo que ustedes hagan. Definitivamente incluyan a los niños en el cuidado del perro- pero ellos lo harán de ayuda- la responsabilidad es de los adultos. Y cuando los niños ven como los adultos le dan el cuidado a una criatura que depende del 100% de ellos, y lo hacen con cariño y alegría, los niños llevaran esa enseñanza con ellos a nivel interno.
Bueno, siguiendo: un perro, ya sea un adulto rescatado o un cachorro obtenido de un criadero, es un ser dotado de consciencia, emociones, e inteligencia, con la capacidad de sentir felicidad, tristeza, miedo, curiosidad, y dolor. Es un ser que tiene capacidades cognitivas y que actuara de acuerdo a su naturaleza: como un perro.
¿Por qué menciono esto? Porque es importante mantener esto en cuenta desde el momento en que esa criatura entra en nuestro cuidado. Si es el primer perro que la familia tiene, recuerden que ese peluche con corazón es un ser que es una especie animal distinta al humano. Vale la pena verlo como si fuera de Marte. O Venus. O Saturno – ya entienden.
Ese ser se la pasará tratando de adaptarse al mundo humano, a nuestro hogar, y a nuestras costumbres. Y ese ser cometerá errores. Bastantes errores. Desde orinarse en la alfombra de la sala, del cuarto, de mordisquear las patas de los muebles, o destrozar los peluches de tus hijos. Recuerda: ESTOS SON COMPORTAMIENTOS NORMALES DE UN PERRO. Es lo que les viene naturalmente.
Sin embargo, no significa que será una sentencia de por vida. Pero sí significa que tendrán que guiarlo para que tenga otra forma de hacer lo que le viene naturalmente. Por eso es importante tener a un adiestrador con experiencia para que los ayude. (Y no digo esto para que me empleen: la mayoría de ustedes leyendo esto se encuentran en un país distinto al mío) El adiestrador adecuado comprenderá la ciencia del aprendizaje y del comportamiento canino, y les enseñará a ustedes la mejor manera de guiar a su nuevo perro. También sabrá que la manera más efectiva y más segura de entrenar a un perro es a través del refuerzo positivo. No tendrá razón alguna para usar el castigo para enseñarle al perro. Esa es una marca del adiestrador que está al día con esta ciencia.
Durante la aventura que tendrán con su nuevo perro, recuerden que es un proceso con pasos tanto para adelante como para atrás. Siempre que interactúan con él, lo están entrenando- ya estén consciente de ello o nó. Ayúdenlo, que querrá hacer lo correcto. Refuerzen con recompensas lo que haga correctamente (aunque sea por error o accidente), y cuando cometa errores (y los cometerá), piensen que pueden cambiar en el ambiente para que le sea más difícil volver a hacer eso- como lo harían con un nené. Ofrézcanle opciones adecuadas (como juguetes para mordisquear), y ayúdenlos a tener éxito (saquen al cachorro al jardín cada hora por los primeros días y en cuanto se despierte para que tenga oportunidad de hacer sus quehaceres ahí en vez de la alfombra).
Y no se olviden de mantener el sentido del humor. Disfrútenlo- un perro no es solo bueno para el desarrollo de los niños, sino de toda la familia.
¡Feliz Navidad!